Que me mire a los ojos cuando hablo.
Que escuche mis tristezas y neurosis
con paciencia y aún cuando no comprenda,
respete mis sentimientos.
Necesito de alguien
que venga a luchar a mi lado
sin ser llamado.
Alguien lo suficientemente amigo
para decirme las verdades
que no quiero oír,
aún sabiendo que puedo irritarme.
Por eso, en este mundo de indiferentes,
necesito de alguien que crea
en esa cosa misteriosa,
desacreditada, casi imposible:
la amistad.
Que se obstine en ser leal,
simple y justo.
Que no se vaya
si algún día pierdo mi oro
y no pueda ser mas
la sensación de la fiesta.
Necesito de un amigo
que reciba con gratitud
mi auxilio, mi mano extendida,
aun cuando eso sea muy poco
para sus necesidades.
No pude elegir a quienes me trajeron al mundo,
pero puedo elegir a mi amigo.
En esta búsqueda empeño mi propia alma,
pues con una amistad verdadera,
la vida se torna más simple,
más rica y más bella...
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