Por: Regina Reyes-Heroles C.
Todo asesor financiero tiene un secreto que compartir, pero ¿qué hacen ellos?, ¿cuántas veces revisan sus portafolios de inversión?, ¿dan asesoría a sus familiares?, ¿qué libros leen? Estas claves pueden ayudar a los inversionistas a planear sus estrategias financieras.
No importa el lugar donde vengan o qué empresa representen, en general, lo que dicen los analistas es que hay que ahorrar siempre y todo lo que se pueda; también concuerdan en que la clave es que el inversionista duerma tranquilo.
“El comportamiento humano es el mismo en México, Estados Unidos o India. La forma en la que reaccionamos a temas financieros no es diferente, tenemos las mismas emociones cuando perdemos dinero, o cuando lo ganamos”, explica Michael P. Finnegan, vicepresidente de la unidad de Servicios de Inversión y Retiro de Principal Financial. La diferencia entre el analista o asesor financiero y el común de los inversionistas es que han separado las emociones de la racionalidad al invertir dinero. A ellos no les asustan los dos minutos en que el conductor del noticiero habla de la terrible volatilidad de los mercados. Saben que lo peor es tomar una decisión visceral y sacar su dinero movidos por el miedo.
Laura Pendergest, directora general de Inversión del Grupo de empresas afiliadas Stanford Financial, dice que en vez de revisar a profundidad sus estados de cuenta mensuales, prefiere sentarse y analizarlos a fondo una vez al trimestre. “Si no puedes dormir tranquilo, algo está mal en tus inversiones”, sentencia, y asegura no tener problemas de sueño.
El financiero en familia
Tener un tío analista financiero es como tener una prima médico: a la hora de la comida familiar es a quien se acude en busca de consultas gratuitas.
David L. Reichart, segundo vicepresidente de Estrategia de Negocios de la unidad de Servicios de Inversión y Retiro de Principal Financial, ha asesorado a sus padres y a sus hermanos sobre sus inversiones para el retiro. “Es normal que compartamos ideas con ellos”.
LifeTime Funds, uno de los productos de Principal para el retiro –según la edad del inversionista se balancea el portafolio– es de los favoritos del analista. Lo ha recomendado a sus familiares. “Creo que si se los recomiendo a mis familiares es que confío (en el producto), porque ellos sí tienen el número de teléfono de mi casa”, dice Reichart riendo.
Pendergest cuenta que vive lo que predica. Lleva tiempo invirtiendo en mercados internacionales para diversificar su portafolio.
Invertir fuera de Estados Unidos para los estadounidenses no es una tendencia; cuando diversifican su portafolio lo hacen sólo con productos de ese país, lo cual, dice Pendergest, no es realmente diversificar. Por eso, intenta explicar, no sólo a sus clientes sino también a amigos y familiares, que la diversificación implica tener inversiones en el extranjero también. “A veces los inversionistas son un poco miopes, (…) hay que invertir en los mercados más seguros, y muchas veces Estados Unidos no es el más seguro”, advierte Pendergest, quien acepta que el más difícil de convencer ha sido su padre. “Soy su hija y me sigue viendo como su bebé. Cuando le digo lo que creo, me dice que tenga cuidado con mi dinero”, explica.
La madre de Finnegan, cuenta el analista, tuvo problemas para entender el sistema de pensión en Estados Unidos o los fondos de inversión. Para explicaciones, acudió a su hijo. Sin embargo, afirma Finnegan, él cree que los jóvenes están mejor enterados.
Cómo empezar
Además de la obligada conversación con los asesores financieros, Pendergest recomienda que el inversionista se informe sobre los mercados y entre en el mundo de las finanzas, sin dejar que esto absorba mucho tiempo de su vida. A los que apenas comienzan a tener ingresos y a pensar en inversiones recomienda algo que a ella le habría gustado: sentarse a platicar con un asesor financiero que entienda los mercados globales. “Enfócate en tu carrera y consigue a alguien que haga el trabajo de invertir tu dinero”, sugiere.
Ésta es otra de las frases favoritas. Tanto Finnegan como Reichart la mencionan con frecuencia. El reto, acepta Reichart, ha sido “convertir el ahorro en un producto de consumo”, para que así el deseo primario de un cliente no sea un par de zapatos o un coche. “Lo importante y lo que deben entender estos jóvenes que salen de las universidades es que el ahorro que logren en esos primeros años va a ser mucho más significativo después que si empiezas 10 años más tarde”, dice Reichart.
Finnegan añade que no hay que tenerle miedo a tomar un poco de riesgo cuando se tiene un horizonte de inversión largo, y así lograr un buen colchón para el retiro.
A Pendergest lo que más le preocupa es diversificar. “Si no diversificas, incrementa el riesgo”. Explica que su visión sobre Estados Unidos y el mundo es optimista, tanto, que ha incrementado el porcentaje de su portafolio en ese país.
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