Después de ver la película cenicienta, mi hija de cinco años dio en utilizar su rehilete como barita mágica y simular que era el hada madrina.
-Formula tres deseos – me ordeno -, y te los concederé.
Primero, hice votos porque hubiera paz en el mundo. La niña movió su vara y declaró que mi deseo se había cumplido. Mi segundo deseo fue que sanaran todos los niños enfermos. Nuevamente, con un movimiento del rehilete, me concedió lo que yo pedía.
Como soy una mujer un tanto voluminosa, mi tercer deseo no fue una sorpresa para ella.
-Quiero ser esbelta otra vez- anuncié.
Mi hada madrina empezó a agitar violentamente su vara mágica.
-¡Necesitaré más poder para eso! –exclamó.
-Formula tres deseos – me ordeno -, y te los concederé.
Primero, hice votos porque hubiera paz en el mundo. La niña movió su vara y declaró que mi deseo se había cumplido. Mi segundo deseo fue que sanaran todos los niños enfermos. Nuevamente, con un movimiento del rehilete, me concedió lo que yo pedía.
Como soy una mujer un tanto voluminosa, mi tercer deseo no fue una sorpresa para ella.
-Quiero ser esbelta otra vez- anuncié.
Mi hada madrina empezó a agitar violentamente su vara mágica.
-¡Necesitaré más poder para eso! –exclamó.
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